Cabeza, Corazón y Manos.

Responder, al inicio de cada mes: ¿Qué tenemos que lograr? ¿Cuáles serán nuestros objetivos y metas?

Salir de la zona de confort cuando no logramos las metas puede que sea algo natural al definirlos.

Si los objetivos y metas han sido definidos, consensuados y aceptados, ¿por qué no los alcanzamos o superamos? Claro que hay elementos del mercado que no controlamos, y cada mes es diferente. Sin embargo, las empresas y sus líderes deberán manejarse dentro de estas eventualidades y disponer de alternativas efectivas que les permitan superar este tipo de realidad.

¿Cuál es la edad adecuada de los fundadores y la de los hijos para iniciar la transión? Cuatro obstáculos dificultan la transición. Aquí te presentamos tres opciones que facilitan la transición a la siguiente generación.

Planes que se cumplen incluyen: «cabeza»: datos, información correcta, precisa y alcanzable; «corazón»: acuerdo, compromiso, actitud positiva; «manos»: acción, hacer-lograr. Enfocarse en «resultados» en lugar de «solo hacer». Las acciones importan siempre que consigan su propósito. Nos hacemos buenos por los resultados.

Enfoque a resultados. Es una estrategia de gestión que dirige el esfuerzo a la "relación entre el hacer-lograr". No es tanto lo que haces, sino "cómo lo haces y con qué resultados". Hacer = lograr. Al seguir este enfoque, nos empeñamos en "manejar-ajustar" las acciones a fin de conseguir el resultado esperado.
 

Salir de la zona de Confort
Cuando no logramos las metas.

La zona de confort es un estado subjetivo, psicológico, en el que nos sentimos bien. No hay miedo o temor, estamos relajados. En el trabajo, el ambiente es tranquilo, seguimos la rutina diaria con escasa novedad y sin cambios.

En la zona de confort, si bien las cosas ocurren sin mayor novedad, no se experimenta emoción positiva. El entusiasmo y la satisfacción son bajos.

 

Si no produce satisfacción, ¿por qué no salimos de la zona de confort? Una razón es que exige mayor energía, esfuerzo y cambios», por lo que permanecer en ella ahorra energía. Otra razón es que se requiere identificar y reconocer el estado como no favorable y decidir salir, lo que es poco probable.

¿Cómo salir de la zona de confort? No es sencillo, más bien resulta complejo. Implica evaluar la gestión de quienes dirigen; revisar planes, estrategias; el sistema de trabajo o «cómo hacemos aquí las cosas»; evaluar el desempeño de empleados clave. ¿Realmente damos seguimiento a los planes? ¿Implementamos estrategias efectivas? ¿Quién es responsable?

FLUIR
PARA SALIR DE LA ZONA DE CONFORT

FLUIR: «Esa sensación de placer, gozo y bienestar cuando realizamos una tarea que nos agrada». «Es lo que experimentamos cuando practicamos nuestro deporte o hobby favorito»; el tiempo parece no importar. Fluir es lo «opuesto a zona de confort».

Para fluir en el trabajo es necesario:

  • Estar en el puesto correcto y hacer lo que nos gusta.
  • Estar preparado, capacitado y actualizado.
  • Hacer frente a retos y creer que puedes, pues vas a lograrlo.
  • Poder aplicar lo que sabes, dominas y disfrutas.
  • El puesto exige entrenar y hacer cosas nuevas.


LIDERAZGO INTEGRAL

La misión de todo líder es «contribuir con los objetivos económicos de la empresa». Se espera que, con los recursos bajo su dirección, sea capaz de «mover a los colaboradores en dirección a los objetivos económicos definidos y lograr que alcancen resultados favorables y lo hagan de manera voluntaria».

Liderazgo es «la forma, el estilo en que el líder dirige, se relaciona, comunica y motiva a su equipo». Naturalmente, «domina el puesto, tiene experiencia en el manejo de personas».


Liderazgo “el momento de la verdad”

¿Cómo presentar objetivos y metas? ¿Tiene el líder opción? ¿La empresa tiene opción? La verdad que la respuesta es no. Hay que ir por los resultados definidos, en el tiempo establecidos, y dejar satisfecho a clientes, accionistas y empleados; es el reto.

Identificamos tres estilos, que combinados permiten «mover, motivar, integrar y superar objetivos económicos.»

 

  • Estilo Autoritario: saber qué hacer, por qué y asumirlo como un hecho, algo que ha de ocurrir. El líder elimina y supera todo obstáculo, todo problema.
  • Estilo Participativo: presenta a su equipo qué hacer y pregunta ¿Cómo lo haremos? Los escucha y toma en cuenta: logra consenso y compromiso. Se ocupa de ello.
  • Estilo Integrador: Une; cree y confía en su equipo. Los apoya. Colabora. Se involucra. Ofrece retroalimentación oportuna. Reconoce. Premia y celebra con ellos.
Si podemos identificar las causas detrás de los
problemas que afectan las operaciones de tu empresa,
procesos administrativos, ventas o desempeño del personal,
ya tenemos el 50% de la solución.
Del otro 50% nos ocupamos nosotros.

 

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